Este es uno de los temas más complejos y que muchas veces me han preguntado, tanto chicos solos que vienen por el local, como gente a la que he conocido a lo largo de mi vida.

Lo primero que siempre digo, es que no hay que convencer de nada a nadie. Mucho menos obligar a nada.

Partamos de unas bases que claramente nos pasan a todos. La primera es que la convivencia, a lo largo de la vida de la pareja, es una de las principales causas de la monotonía y del aletargo de la pasión. Otra es que todo el mundo, por insensible que nos parezca tiene sus fantasías secretas.

En primer lugar debemos saber si entre la pareja hay confianza y dialogo o por el contrario es algo que ya el tiempo o la forma de ser de cada uno ha deshecho.

Si hay confianza, solo tenemos que hablar un día, en un momento de pasión, y descubrir o contar a la pareja cuales son nuestras fantasías. Lo normal es que salgan temas muy comunes, como el hacerlo con otra persona con características especiales, y a veces contrarias a como somos. Si mi pareja es rubia, con una morena, si es flaca, con una más rellena o al revés. O si mi marido es mayor, con un joven. Si es joven con un maduro…

Lo importante es no molestarse. Eso no quiere decir que ya no me guste mi pareja, solo que me gustaría sentir una sensación contraria.

Si se avanza un poco en el mundo de las fantasías, el siguiente paso es sentir el momento de dejar entrar a terceras personas en nuestros juegos sexuales. Hacer un trío, con chico o chica. Ver a mi pareja hacer cosas que nunca le he visto hacer, y si eso se habla claramente, podremos morbosear solo con la imaginación, apoyando y mejorando incluso la fantasía.

Finalmente, si sube el tono y la confianza, posiblemente encontremos en la mente de nuestra pareja, que hay roles que les gustaría sentir, pero que la cultura y la moral no nos permite pensar. Si se llega a salvar esto, encontraremos hombre deseosos de sentirse cornudos durante unos minutos, o mujeres que desearían sentirse actrices porno, prostitutas, etc. Siempre roles completamente contrario a lo que somos realmente.

Una vez que esto se habla claramente, y dejando más que por seguro, que jamás hacer una fantasía va a romper la pareja, sino que la tiene reforzar y volver a recobrar la pasión perdida, es el momento de plantear, que nunca convencer, el hacerlas realidad.

Para eso solo hay que bucear un poco por Internet. Ver que cada vez hay más páginas de contactos liberales y locales de intercambio de parejas. Mostrárselo a la pareja para juntos explorar este mundo virtual.

Una vez visto y hablado, se trata de un día atreverse a ir a un local liberal (nunca una cita a ciegas por Internet) y ver cómo funciona allí el ambiente.

Al principio tendréis un momento entre nerviosismo y morbo que no sabréis entender. Luego, si os lo explican bien, y el local es adecuado, pasareis a ver que lo que vosotros habéis fantaseado, allí la gente lo hace sin ningún tabú. Posiblemente conozcáis a alguna pareja que lleve más tiempo en el ambiente y os explique cómo empezaron. Así veréis la similitud entre lo que ellos vivieron y lo que estáis viviendo vosotros.

Finalmente, si os decidís a hacer algo, por poco que sea, que sea algo pactado y que sea una experiencia positiva.

Y luego, con la experiencia realizada, no olvidéis dar las gracias a vuestra pareja por haber compartido la experiencia juntos. Nunca os lo reprochéis. No hay nada que reprochar ya que estabais juntos y lo habéis hecho los dos.

Y finalmente, si os ha gustado. Disfrutar juntos del momento y revivirlo. Veréis como la pasión vuelve y los momentos perdidos pueden recuperarse.

No se trata de convencer. Se trata de compartir.